San Agustín

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La Iglesia, durante la caída del Imperio Romano, influyó mucho debido a sus nuevas concepciones acerca del hombre, su naturaleza y su relación con Dios. San Agustín nació en la etapa del fin del esplendor romano. Entonces, multitud de religiones y creencias debilitaban el Imperio, surgidas por las nacientes herejías del siglo III y IV; a su vez, los pueblos bárbaros asomaban en la frontera de Roma.

San Agustín nació en Tagaste, el norte de África, en el año 354. Desde joven, tuvo una incesante inquietud por descubrir la Verdad, por lo que cayó en el seguimiento de varias herejías, como la de los maniqueos, y se introdujo en el estudio de la filosofía. Con el deseo de convertirse en una persona influyente, salió de su ciudad hacia Roma y su palabra fue muy respetada en la sede de Milán. Lo acompañaron su madre, Santa Mónica –quien influyó notablemente en San Agustín por su fe en el catolicismo-, su compañera y su hijo, Adeodato. Fue allí donde conoció al obispo San Ambrosio, quien a través de sus sermones cambió el espíritu de San Agustín. En la miniserie nos muestran que San Agustín se convierte al catolicismo tras presenciar un acto injusto contra los cristianos que defendían la Basílica de Milán; huyendo de su persona, a la que descubre influenciada por el mal, encuentra a Dios en la lectura de los Evangelios. Tras esto, para buscar la sanación de su alma, regresó a África para recogerse en oración y allí se convirtió en el Obispo de Hipona. Durante sus últimos años de vida, África se veía asolada por los vándalos, quienes a las órdenes del rey Genserico, atacaron Hipona en el año 430. Los escritos de San Agustín, como La Ciudad de Dios, sobrevivieron a lo largo de la historia y 1.600 años después de su muerte, San Agustín es reconocido como una de las mayores figuras en la historia del cristianismo.

Se trata de una coproducción  internacional producida por tres empresas de Polonia, Italia -Lux Vide(que ha hecho un impresionante serial sobre la Biblia y otros filmes de inspiración cristiana)- y Alemania. La producción se hizo para el 16 de Abril del 2010, para el cumpleaños del Papa, quien había hecho una amplia tesis doctoral acerca del santo. El director de la miniserie, el canadiense Christian Duguay, es conocido por haber dirigido películas como Juana de Arco, El arte de la guerra o Hitler, el reinado del mal; lo que demuestra su profundo interés por el espíritu de las personas en su contacto con el Bien o con el Mal.

alessandro-preziosi-in-una-scena-del-film-tv-su-sant-agostino-145421La miniserie San Agustín: el declive del Imperio Romano nos cuenta la vida del santo. La historia sigue una narración paralela: por un lado, tenemos al ya anciano San Agustín, Obispo de Hipona, quien ha de abandonar la ciudad por orden del Papa y esto es porque la ciudad, protegida por unas pocas fuerzas romanas, aguarda la inevitable invasión bárbara; mientras esperan el ataque, San Agustín recuerda su historia y sobretodo, el cómo sucedió su conversión. Así, lo conocemos desde niño, cuando surgen en él las inquietudes por descubrir la Verdad y lo seguimos hasta Italia en sus éxitos profesionales y en sus fracasos espirituales, todo a través de una narración en voz en off del protagonista. Comenzamos así con una visión general del camino del Santo y sus iniciales influencias en su conversión para terminar introducidos en el pensamiento de uno de los más importantes Padres de la Iglesia. Aunque contamos con algunos detalles equívocos de la serie entorno a la realidad histórica, por lo demás la serie sigue con bastante fidelidad los datos de la época, logrando no desvirtuar la biografía del santo ni la de los personajes que lo acompañan.

La historia, en cambio, sigue muy bien el itinerario vital de San Agustín y esto es gracias a las argumentaciones empleadas por el personaje en su formación como orador a lo largo de la serie. Por eso, los diálogos cogen especial relevancia en el guión y se convierten en la clave para entender el pensamiento de San Agustín. Así, lo conocemos como representante del poder imperial, como defensor del maniqueísmo después y, posteriormente, de la Iglesia Católica. El director también ha puesto un especial énfasis en los personajes que influyeron en su espíritu y en su persona; por ejemplo, cómo la maldad de su padre le impulsó a evitar ser como él, la insistente presencia del amor de su compañera y de su madre quien también luchaba por acercar la fe a su hijo, la cercanía a la ambición o a la lujuria por el contacto con su amigo…

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La ambientación logra realismo gracias a la rica introducción de amplios escenarios, así como el vestuario o los detalles de decoración más singulares, que demuestran fielmente la imagen de la época; una iluminación fuertemente contrastada y de un suave tono azulado coopera en la introducción de una personalizada visión del periodo histórico. La fotografía nos conduce de los impresionantes planos más amplios, que nos muestran la riqueza artística de la producción, hasta las capturas más cercanas, casi íntimas, que nos transmiten la psicología de los personajes en sus gestos y miradas.  Varios actores son los que interpretan a San Agustín a lo largo de la representación de su vida, pero quien destaca en su personificación es Franco Nero. El actor interpreta al santo ya en sus últimos años y su actuación y presencia ante las cámaras ofrece una fuerza física y espiritual notables, que ayudan a la convicción de muchas situaciones que abordaron al santo a lo largo de su vida. El actor de San Agustín de joven es el italiano Alessandro Preziosi, quien domina la incertidumbre del personaje en sus dudas de fe y de moralidad. Monica Guerritore es Santa Mónica quien con su sencilla presencia y su sincera interpretación, transmite el fervor y el amor de una madre que vela por su hijo como el ángel que insiste en la conversión de nuestra alma.

La película nos transmite la vida del santo de una forma que impactará tanto al creyente como al que no lo es, porque su argumento gira entorno al descubrimiento de la Verdad, que es actualmente una de las mayores inquietudes de la sociedad. El Papa, tras el visionado de la serie, dijo así: “Me parece que la película es un viaje espiritual en un continente espiritual muy lejano del nuestro y, no obstante, muy cercano a nosotros, porque el drama humano es siempre el mismo”.

MARTA GARCÍA OUTÓN

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